Una dieta equilibrada es un componente terapéutico esencial para el lipedema y el linfedema. Es importante para estimular la quema de grasa en tu cuerpo e influir positivamente en el equilibrio de líquidos de tu organismo. La dieta ideal es una mezcla de cinco raciones de fruta y verdura fresca al día y poca carne y grasa, pero sí productos integrales de alta calidad y fuentes de proteínas como el pescado. En este artículo te contamos qué trucos puedes emplear para que un cambio dietético de este tipo tenga éxito a largo plazo.
Una alimentación sana no sólo ayuda a mejorar tu bienestar, sino que también puede reducir el riesgo de posibles enfermedades secundarias asociadas a la obesidad. Ciertos alimentos también pueden ayudar a contrarrestar los procesos inflamatorios del organismo, y aliviar así las molestias. Por este motivo, es muy importante estudiar el tema de la nutrición si tienes lipedema o linfedema.
Si no estás seguro de qué comer, debes solicitar asesoramiento a un nutricionista o hablar con tu médico. Un plan dietético individual con alimentos que toleras bien y que te gustan también es mucho más fácil de poner en práctica y, por tanto, tiene más posibilidades de éxito. Por desgracia, también es cierto que todos los comienzos son difíciles cuando se trata de hábitos alimentarios conscientes. Por ello, estos consejos te ayudarán en tu propósito:
Consejos para una dieta sana
- Cocina alimentos frescos siempre que sea posible: los productos precocinados y las comidas precocinadas suelen tener muchos menos nutrientes. En su lugar, opta por comidas recién hechas, elaboradas con el mayor número posible de alimentos no procesados e ingredientes regionales de temporada. Así siempre sabrás exactamente lo que comes. Utiliza especias como jengibre, guindilla, pimienta negra, comino o cúrcuma, que estimulan el metabolismo, y muchas hierbas frescas.
- Cocina poco tiempo: muchos nutrientes esenciales son sensibles al calor y se destruyen con una cocción prolongada.
- Utiliza buenos aceites: los aceites vegetales de alta calidad, como el de colza o el de oliva, contienen muchos ácidos grasos insaturados que tienen un efecto positivo sobre tu organismo.
- Mima tu cuerpo con algo ligero por la noche: tu capacidad digestiva es máxima al mediodía; por la noche, en cambio, tu cuerpo prefiere los alimentos fáciles de digerir. Además, asegúrate de no comer demasiado tarde.
¿Qué alimentos suelen tolerarse bien?
- Productos lácteos bajos en grasa y quesos suaves bajos en grasa
- Carnes y embutidos magros
- Pescado magro o marisco
- Aceites vegetales naturales
- Productos de cereales como arroz, pasta y copos de cereales
- Patatas y verduras como zanahorias, hinojo, colinabo, coliflor, guisantes y judías verdes, tomates, calabacines, lechugas y frutas como manzanas, peras, plátanos.
En general, se considera que los alimentos ricos en hidratos de carbono se toleran bien. En cambio, los alimentos ricos en grasas o proteínas y los alimentos ricos en fibra suelen ser más difíciles de digerir. Puedes encontrar información más detallada y una lista más completa en el Bundeszentrum für Ernährung (centro Federal de Nutrición).
- Tómate tu tiempo: establece horarios fijos y regulares para comer que te funcionen, y acostumbra a tu cuerpo a este ritmo. Esto puede tener un efecto positivo en tu metabolismo y digestión, mientras que las irregularidades irritan al organismo en estos procesos. Deja siempre tiempo suficiente entre las comidas para que tu estómago e intestinos puedan descansar. La fruta fresca o deshidratada es un buen tentempié si lo necesitas. Además, evita comer con prisas. En su lugar, crea un ambiente agradable para comer, en el que puedas disfrutar de la comida conscientemente y sin molestias. También es buena idea no comer demasiado deprisa para sentirte saciado durante más tiempo.
- Escucha a tu cuerpo: nunca comas hasta hartarte; es mejor dejar aproximadamente ¼ de espacio vacío en el estómago. Un estómago lleno te impide hacer deporte o ejercicio, y también puede afectar a tu concentración, por ejemplo, en el trabajo.
- Hidrátate bien: bebe al menos 1,5 litros de líquido al día, preferiblemente agua o infusiones de hierbas o frutas sin azúcar. Ahora bien, debes beber más en los días calurosos y cuando hagas mucho ejercicio. El alcohol debes evitarlo siempre que sea posible.
- Planifica tus comidas: planificar las comidas con unos días de antelación puede facilitar la compra y la preparación. Esto también garantizará que tengas suficiente variedad para evitar el aburrimiento a la hora de comer.
Comer sano como parte de la autogestión
Por último, pero no por ello menos importante, debes intentar establecer conscientemente esta nueva forma de alimentarte en tu vida cotidiana y considerarla parte de tu autogestión a largo plazo:
comer sano no debe suponer un problema adicional para ti, sino que debes verlo como una oportunidad de hacer algo bueno por uno mismo cada día.
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